jueves, 19 de diciembre de 2013

Mujeres cubanas y guantanameras en Congreso








 Por Idolkis Argüelles Berdión          Foto: Tony Pupo


Durante los próximos días de marzo tendrá lugar en La Habana, Cuba, el Octavo Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), una reunión que señalará el camino de las cientos de mujeres que en la Isla están agrupadas en la organización y que arriban a la cita con muchas razones para continuar la obra iniciada el 23 de agosto de 1960, fecha en que surgiera ésta.
La más oriental de las provincias cubanas será representada por compañeras que desde diferentes esferas sobresalen en el quehacer de la FMC. Campesinas, obreras, dirigentes, estudiantes, intelectuales y artistas, sin diferencia racial o de procedencia; todas, asistirán al encuentro con el propósito de analizar lo que preocupa hoy a las mujeres cubanas y exponer sus experiencias en las diversas tareas que despliegan desde sus delegaciones o bloques, estructuras en que se integran las mujeres cubanas en la comunidad, proponer y trazar estrategias para el perfeccionamiento continuo de la organización.
Pero sin lugar a dudas, el Congreso caló hondo en la delegación y en los bloques; una fuerza transformadora que llegó y el propósito no es dejarla morir. La acción en el barrio demanda el enfrentamiento efectivo a las indisciplinas sociales, el papel orientador a nuestras familias, en especial a nuestros hijos.
Cómo contribuir al incremento de la producción de alimentos desde la propia localidad a fin de contribuir a las sustituciones de importaciones será uno de los temas a debatir en el Congreso de las mujeres cubanas. También, ocuparán los análisis temas como el funcionamiento de las estructuras de base, la integración a la organización  y la incorporación a la vida socialmente útil.
El decisivo papel de la mujer en la formación de valores en los hijos y la familia en general constituye uno de los posibles aspectos a abordar por la delegación guantanamera, en tal sentido, se precisa un diálogo profundo que nutra al evento no solo de argumentos que reconozcan la validez del asunto en cuestión sino que se pronuncie por acciones concretas que se traduzcan en resultados.
Cientos de miles de integrantes de la FMC en esta oriental provincia de Guantánamo participaron del proceso asambleario Noveno Congreso en sus delegaciones de base, en los municipios y la provincia, donde tuvieron la oportunidad de plantear sus inquietudes, sugerir y entablar un debate por la materialización de sus derechos y el cumplimiento de deberes, como parte activa de la organización.
La búsqueda de iniciativas en pos de alcanzar una verdadera cultura de igualdad será otro de los puntos de vistas a evaluar en la cita femenina. Si es cierto que se avanza en la promoción de compañeras a cargos de dirección, la incorporación a la vida económica y social aún persiste el no reconocimiento a plenitud de sus potencialidades, y en algunos senos familiares reina el machismo, un flagelo  que deberá ser enfrentado con toda fuerza.
La labor de la Casa de Orientación a la Mujer y la Familia y del Movimiento de Madres y Padres Combatientes por la Educación, la superación cultural y profesional de las amas de casas, la incorporación de las arribantes a la edad de 14 años a la Federación de Mujeres Cubanas y la participación de las féminas en las tareas de la defensa, son algunas otras aristas de trabajo que concentrarán las discusiones.
Las mujeres guantanameras llegan a su foro más importante con el orgullo de representar casi el 70 por ciento de la fuerza técnico profesional de la provincia y “Unidas por la patria”, junto a las del resto del país, se alistan para hacer del Noveno Congreso de la FMC una nueva e insoslayable victoria.

El bloqueo: con qué derecho?



 Por: Idolkis Arguelles Berdión

¿Con qué derecho el gobierno de los Estados Unidos pone en tela de juicio los derechos humanos de los cubanos?
Me lo pregunto una y otra vez, pero no logro encontrar justificación lógica.  ¿Con qué moral podría defender su punto de vista? Hay miles en su propia tierra que mueren por drogas, falta de asistencia médica, sucumben de hambre o frío. Sin empleo y no sé cuántas cosas más.
Y no es que se trate ahora de hacer valer un criterio u otro,  pero solo quiero recordar que la razón asiste a los cubanos, confirmada en más de veinte ocasiones por la comunidad internacional, cuando el mundo casi entero exige el levantamiento del bloqueo en Naciones Unidas.
Quisiera creerme que en cualquier circunstancia, aún en la más remota de las posibles, cualquier habitante de esa nación  pueda acudir a un hospital sin gasto alguno y recibir allí atención de calidad.
Las cifras que expresan los daños en esa vital esfera para los cubanos son horripilantes. Los perjuicios ocasionados por este concepto ascienden a más de 39 millones de dólares, hasta abril del presente 2013.
Equipamiento, insumos y medicamentos que podrían adquirirse en la propia nación norteamericana deben ser comprados en países ubicados en lejanas áreas geográficas que multiplican los gastos y costos del Estado Cubano, poniéndose en peligro la vida de muchos enfermos, no importa ni la edad ni la urgencia del padecimiento que se sufre; el hecho de haber nacido en la Mayor de las Antillas resulta más que suficiente para estar condenado.
El bloqueo genocida de los Estados Unidos contra Cuba es la más flagrante violación de los derechos humanos. Y en este asunto podríamos opinar todos, los que nacimos antes y después del Triunfo de la Revolución, cuando cambió por siempre el destino de la Mayor de las Antillas.
De seguro aparecerán los elocuentes ejemplos del crimen. Ahí estarán  las historias de niños, mujeres u hombres que esperan por un medicamento, único e imprescindible para el tratamiento a su afección., o aquellas personas que perdieron algún familiar porque, a pesar de los esfuerzos no llegó a tiempo la cura.

Los derechos humanos se expresan hasta  en el simple hecho de reír abiertamente, tal como lo hacen los niños cubanos; también en tener voz y voto en las asambleas de rendición de cuenta, donde se nos rinde sobre la gestión del delegado, quien nos representa a nivel en los órganos legislativos municipales.

Pasemos una mirada por algunas de las ramas médicas de la más oriental de las provincias cubanas, Guantánamo, en las que el bloqueo limita el desarrollo de programas prioritarios para la salud de su población.

Genética,  el diagnóstico, manejo y prevención de enfermedades genéticas y defectos congénitos reciben el golpe de gracia. El Cytovisión, equipo utilizado para la lectura de los cromosomas humanos, de fabricación estadounidense se obtiene a través de un distante país de europeo; los microscopios de alta resolución de fabricación japonesa son adquiridos a través de terceros países, asimismo sucede con reactivos como el Suero Fetal o el Ancelgrow, al triple de su valor original.

En un servicio tan sensible como es el de Cardiología, el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba impide el acceso a medicamentos que como el BetaBloqueador con Carvedilol, el Metoprolol y Bisoprolol han probado su eficacia en el tratamiento de pacientes portadores de insuficiencia cardiaca y aumentan su calidad de vida. Asimismo se dificulta la compra de marcapasos permanentes, cuyos deben conseguirse con el doble o triple de su valor en el mercado, de las hipolipeniantes, muestra de ello: los Estatinas y se limita además el acceso a técnicas diagnósticas para la detección y atención precoz del Infarto Agudo del Miocardio.

La asistencia Oncológica ha sido una de las más afectadas por el demoledor asedio económico, financiero y comercial que haya conocido cualquier país del mundo, teniendo en cuenta varios factores. Solo mencionaré tres y de seguro usted comprenderá mejor la situación que se sufre en los servicios para pacientes con cáncer: su amplitud, puesto que abarca todos los órganos y sistemas del ser humano; su radio de acción diagnóstica, terapéutica, rehabilitación e investigativo, es completamente multidisciplinario; y por último, la constante aparición de nuevas drogas, reactivos, equipos y tecnologías avanzadas a las que cuba no tiene acceso.

Seamos mucho más explícitos, cada paciente tratado por una neoplasia, independientemente de su localización, requiere de gran cantidad y complejidad de recursos caros y por largo tiempo, la mayoría proveniente y producidos por empresas y compañías norteamericanas y otros países capitalistas a ellas asociadas y que le es imposible a nuestro país adquirir en sus mercados y hay que comprarlos en Europa y Asia a más altos precios con la consiguiente demora en su llegada al país y en la utilización al paciente.

El programa terapéutico completo de una sola paciente con cáncer de mama cuesta alrededor de 50 a 90 mil dólares, ¡imagínese por un instante!, en Guantánamo se están diagnosticando y tratando 100 pacientes aproximadamente al año; adicionándole 15 mil dólares por paciente por concepto de medicamentos citostáticos, alrededor de diez en cada caso, en su mayoría importados que no pueden obtenerse en los mercados cercanos por causa del bloqueo, ni incluso las materias primas para la elaboración de algunos que podrían producirse nacionalmente.

Sin lugar a dudas, el bloqueo es un obstáculo para la Salud Pública Cubana, mucho más claro, constituye una violación de nuestros derechos como seres humanos. De ahí que nos asiste el deber y el derecho de ser nosotros mismos. En nombre de qué derechos se nos acusa de violarlos?

La última palabra la decimos nosotros.  ¡Qué nadie se confunda!  Presentar al mundo nuestra realidad, todos los días, es también nuestro derecho.

martes, 17 de diciembre de 2013

Anselma, 30 años de entrega médica





Por: Idolkis Arguelles Berdión       Foto: Tony Pupo

Los pasillos y aulas de la Universidad Médica de Guantánamo son testigos del crecimiento profesional y humano de la doctora en Ciencias de la Salud, Anselma Betancourt Pulsán;  una mujer que encuentra sosiego en el trabajo e identifica a la familia como lo más importante.
No por casualidad, le fue otorgado el sello aniversario 70 de la Central de Trabajadores de Cuba, un reconocimiento a su desempeño laboral sobresaliente durante 30 años en el sector de la Salud.
“Yo vengo de una familia de obreros, de trabajadores, de gente en las que el trabajo es un don”, dice con voz sentida, esa que sale a borbotones del corazón porque en él encuentra el espacio predilecto.
“Cada día que pasa es un día que podemos hacerle un bien al que está al lado, hacerle un bien al prójimo”, apunta.
Un referente de perseverancia en el campo de la investigación científica, la docencia y asistencia médica, la también presidenta de la Sociedad provincial de Sociedades Científicas de la Salud y autora de múltiples investigaciones sobre el alcoholismo, el tabaquismo y otras drogodependencias, ha representado al terruño local en eventos internacionales con sede en más de 20 países, incluyendo los Estados Unidos, Italia y Francia.
Plenamente agradecida, sin formulas prediseñadas pero con un apegado sentido de la responsabilidad, descubre con el hacer un torrente pródigo de ideas, y en cada ponencia, entrega la constancia y la fe de volver a actuar para transformar actitudes.
Los estudios que le permitieron alcanzar los títulos de Master en Ciencias experta en Drogodependencia –SIDA y Salud Ambiental, así como la categoría docente de Profesora Titular y de Especialista en Fisiología de Segundo Grado, hablan por sí solos de la constancia de esta espontánea guantanamera, distinguida por el símbolo de la ciudad del Guaso, “La Fama”, por sus encomiables aportes al desarrollo científico y sociocultural del territorio.  
“No hay ningún logro, no hay ninguna meta, no hay ningún triunfo que podamos tener que no sea gracias a la ayuda de todos los demás. No trabajamos en función de ningún reconocimiento en particular, traemos todo un acervo familiar y social de trabajo.”
Sencilla, locuaz, apegada al estudio y a la ética, sin metas imposibles por conseguir, reconoce a la vida como un regalo de dios y por ello trabaja por su preservación desde la ciencia, la atención y asistencia médica y la formación de nuevos galenos.
“Lo primero es el amor al paciente, el amor, el amor, el amor, el amor, el amor en el sentido amplio de la palabra. Hacer las cosas bien, y de eso me he nutrido, de los profesores que me han formado, y me sigo nutriendo del colectivo de compañeros que me acompañan cada día en el trabajo, porque hacemos las cosas, o tratamos de hacer las cosas bien hechas, y con amor.”
El tiempo deja la impronta indeleble del conocimiento aprehendido. La doctora Anselma Betancourt Pulsán siempre encuentra el espacio para ser compañera y doctora, conquistando cada día la voluntad de ser mejor.