jueves, 23 de enero de 2014

CELAC, por el presente y futuro de nuestros pueblos



Un sueño posible, el de la integración real, florece y se enraíza en esta nación común que soñaron los padres fundadores de la América, la “Nuestra”, como la identificara Martí, quien a 161 años de su natalicio continúa siendo inspiración y guía.
Latinoamérica y el Caribe avanzan a favor de sus pueblos, rompiendo el muro de desigualdades y pobrezas que impusieron las colonias, primero; y que más tarde, después, el capitalismo salvaje se encargó de llevarlo a su máxima expresión, regido por la mano despiadada del Imperialismo.
Este 28 y 29 de enero, La Habana será sede de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), organismo cuya presidencia pro témpore ejerce Cuba desde enero del pasado año; un espacio de análisis que junta a 33 países, que a pesar de sus diferencias políticas, económicas y sociales respetan la diversidad y buscan razones comunes, a favor del desarrollo económico, cultural, social y humano propios, sin el tutelaje de nadie,  basados en principios de solidaridad, igualdad y bienestar compartido..
Cada vez se hacen más visibles los resultados devenidos de las relaciones de los pueblos agolpados al sur del río Bravo hasta la Patogonia, incluyendo los isleños de las Antillas y el Mar Caribe. La educación, erradicación de la pobreza, salud, cultura, desarme nuclear, la migración y la cooperación en áreas como ciencia y tecnología, gestión de riesgos y desastres naturales, energía, agricultura familiar, empleo juvenil y preferencias arancelarias han sido temas recurrentes.
Decididamente, la CELAC confirma que la esperanza reaparece definitivamente y con ella, la unidad y la integración regional se adueñan de la soberanía deseada, por primera vez real y tangible, teniendo en cuenta el multilateralismo. No se trata de manera alguna que un Estado muestre sus “éxitos” sobre  otro; por el contrario, la CELAC tiene la obligación moral de convertirse en un mecanismo de verdadera integración latinoamericana y caribeña, en un bloque diverso y profundo, pero sobre todas las cosas armónico, capaz de brillar con luz propia en escenarios internacionales, representado cabalmente, allí, a cada uno de los que habitamos de este lado del mundo.
Por el presente y el futuro de los pueblos, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños se dará cita en la capital cubana, recordando al mundo que el ideario de los padres fundadores de la Patria Grande se consolida, enriquecido por las lecciones de la historia más reciente de nuestros pueblos.
Cuba, desde su condición de presidenta pro témpore, hizo gala de su inmensa vocación internacionalista, cumpliendo con el compromiso asumido, en el momento que se le concediera esa responsabilidad, de trabajar intensamente por el desarrollo, la cooperación y la solidaridad de todos que integran la CELAC. A eso se suma, su labor de acercamiento a Estados y bloques regionales de otras áreas geográficas como Rusia, China, Japón, Corea del Sur y el Consejo de Cooperación de los Países Árabes del Golfo.
Durante la II Cumbre, la Isla reafirmará su propósito de paz y justicia, contribuyendo a la adopción de acuerdos que favorezcan a los intereses comunes de los pueblos que se reunirán aquí; y entregará su puesto a Costa Rica, formando entonces la troika dirigente del ente, ampliada con CARICOM, y a la cual se sumará Ecuador, que asumirá el liderazgo en 2015.
Ya no somos un simple puñado de hombres y mujeres tratando de conquistar la verdad de las grandes mayorías explotadas por siglos, el presente y futuro es nuestro y con nuestros propios esfuerzos lo edificamos. La CELAC, tiene la palabra.
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Lenin, revolucionario cabal



Aún cuando el tiempo pasa y la vida cambia, incluso las maneras de pensar y actuar de los hombres, Vladimir Ilich Lenin siempre será recordado en la historia de la Humanidad por su condición de revolucionario cabal, líder de la Revolución de Octubre. Es por ello que este 21 de enero de 2014 todavía quedan intactas las imágenes de igual fecha pero del  año 1924 cuando se daba a conocer la muerte del hombre excepcional que fue.
Aún se conserva la estación de Guerásimovo, de donde en esos días tristes partió el tren fúnebre que trasladó el ataúd con su cadáver, donde sigue siendo un símbolo este lugar, y su cuerpo embalsamado en el Mausoleo del Kremlin es visitado por millones de personas de todo el mundo.
Fundador del primer estado proletario y socialista en el mundo, Vladimir Ilich Lenin trasciende por su papel de estadista de vanguardia, el que nos legó toda una teoría política que supo identificar al Imperialismo como fase superior del Capitalismo, causante de los males de los pueblos.
Lenin no solo construyó la teoría del eslabón más débil, ya que asumía que el capitalismo es uno solo y es posible que la Revolución estalle en el eslabón más débil; construyó la propia Revolución y el instrumento necesario para dirigir ese estallido, erigió al Partido (Bolchevique) en la práctica y en la teoría, instrumento indispensable de la Revolución que hoy se extiende a pasos agigantados por la América y constituye un ejemplo imperecedero hasta nuestros días. Dirigió la Revolución Soviética, le dictó rumbos, derrotó a los reformistas internos y a las agresiones de todas las naciones capitalistas de la época que se unieron contra el ensayo revolucionario.
Han transcurrido 90 años de su desaparición física y el orbe está en la obligación moral no solo de recordarlo sino de rendirle profundo homenaje, teniendo en cuenta sus profundas enseñanzas como político, intelectual y luchador a favor de los desposeídos. Ahí está su extensa bibliografía, sabia y recurrente en los tiempos que corren.

“Quien convirtió la Revolución en un hecho posible, quien hizo que Carlos Marx cabalgara de verdad sobre la historia de los pueblos fue Lenin”, así se deja leer en uno de sus artículos Correo del Orinoco; y es muy cierto,  Vladimir Ilich Lenin hizo de la transformación una opción posible.

Su espíritu de lucha y combate es inspiración para los pueblos que renacen desde las sombras para hacer crecer la luz de la libertad verdadera, que tiene en cuenta al hombre, trabaja para su mejoramiento y lo convierte en un ser superior.

 A Lenin, el saludo militante de quienes hoy embestidos de su sabia luchan y vencen.

martes, 21 de enero de 2014

Haydée Santanamaría: cubana y universal




Cuando Cuba celebra todavía el natalicio 90 de Haydée Santamaría, puesto que una jornada (la del 30 de diciembre, no es espacio suficiente para homenajearla, por su extraordinaria impronta como cabal  revolucionaria y mujer imborrable, la traigo a colación en este comentario; considerando de antemano que las luces legítimas del amanecer jamás podrán ser cegadas por la muerte, y ella es una.
Guerrillera e intelectual se nos descubre Haydée; en el Moncada, la clandestinidad, en la lucha en la Sierra y el llano, el exilio y en Casa de las Américas, venciendo dolores terribles que lastraron por siempre su vida, pero repleta de amor, del que bebió su obra infinita al frente de la prestigiosa institución cultural y su paso por la vida, corto pero fecundo, vibrante y especial.
Quienes la conocieron en sus avatares cotidianos dan fe de su extraordinaria impronta para la Revolución, ya que estuvo vinculada a todos los momentos importantes de esta, y en especial para la Cultura Cubana.
En apretada síntesis y para hablar de su hidalguía solo mencionaré dos páginas de su extensa biografía: el asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 y la fundación de Casa de las Américas en abril de 1959.
En el primero, fue la encargada de trasladar las armas hacia Santiago de Cuba para el ataque, y durante el mismo, su misión consistiría en tomar el Hospital Saturnino Lora para atender a los heridos. Al fracasar la acción, Haydée fue detenida; para hacerla hablar le mostraron los ojos de Abel, su querido hermano, y pese al desgarrador método, no pudieron sacarle ninguna información, su respuesta fue “Morir por la patria es vivir”. En el segundo, se convirtió en hacedora de una institución cultural que sería, hasta nuestros días, emblema entre los intelectuales y críticos de todo el orbe.
A Yeyé, como le llamaban sus más cercanos, le debemos ese movimiento sin par “la Nueva Trova”, que convirtió diarismo en canción y poesía, para regalarnos en letra y música una excelsa mirada a la realidad de los tiempos fundadores de una faena común; de ahí que la denominen “madre”.
Aseguran que en Casa de las Américas, la que instituyó y quiso profundamente, parece estar aún viva. En sus pasillos se respira su aire, dicen; y eso la convierte en algo así como un talismán para todo creador que hasta allí llega, entregando su arte, para Cuba, las América y el mundo.
Cubana y universal, Haydée Santamaría nos llega virtuosa, heroína de la Patria, sencilla y modesta, cual flor, mariposa leona, que conquista y vence, gladiadora de la vida que renace en las nuevas generaciones de intelectuales, de mujeres luchadoras por el presente y el futuro, empeñadas en el mejoramiento humano.